El templo de El Puerto de Santa María acogió la Eucaristía que estuvo presidida por Monseñor José Rico Pavés, Obispo de Asidonia-Jerez. IMÁGENES DE LA EUCARISTÍA DE RADIO PUERTO
En la jornada de ayer, la localidad diocesana de El Puerto de Santa María vivió un dia especial. En concreto, hablamos de la Basílica Menor de Nuestra Señora de los Milagros, la cual acogió por la tarde la celebración de la Eucaristía y consagración del altar mayor. En esta Santa Misa se contó con la presencia de Monseñor José Rico Pavés, Obispo de Asidonia-Jerez, quien además de vivir este momento de oración, pudo compartir otros momentos de convivencia con los allí presentes.
En la homilía, el Sr. Obispo de Asidonia-Jerez ha recordado la celebración del Día de la Iglesia Diocesana, momento para tomar concienca de la realidad de la Iglesia local en la que vivo, y así sentirme responsable como familia diocesana de llevar a cabo la tarea evangelizadora. Asimismo, ha destacado la importancia de vivir cada día que nos acercamos a Cristo como algo novedoso, ya que en cada momento de nuestra vida el Señor nos tiene preparado dones nuevos.
Por otro lado, teniendo como idea la Palabra proclamada en la liturgia, ha subrayado en primer lugar, que el Señor nos espera una vez terminada la vida en este mundo. En segundo lugar, la importancia de saber que teniendo la sabiduría que el Señor nos prepara seremos capaces de darnos cuenta del camino que Él quiere para nosotros, además de ser sostenidos por su amor que vence todo. En tercer lugar, debemos fortalecer la esperanza, ya que somos seguidores de Cristo que venció a la muerte, sabiendo que si seguimos su camino, Él nos espera para la vida eterna. Y por último lugar, debemos ser vigilantes, es decir, preparar nuestro corazón para una vez llegado el final, ver el rostro de Cristo que nos espera.
Por último, ha mencionado lo que se vivía en la jornada de ayer, la consagración del altar mayor, cuya idea es que la Iglesia nace de la Eucaristía donde nos congregamos para así convertirnos en piedras vivas que cosntruimos el templo vivo que es la Iglesia. Asimismo, recordó la importancia de los pilares que alimentan nuestra fe y que sin ellos no seremos verdaderamente discípulos de Cristo.