Nos acercamos hasta el Seminario Diocesano “San Juan de Ávila” para conocer al seminarista que este sábado recibirá el Ministerio del Lectorado en una Eucaristía a las 12:30hrs en la capilla del Seminario presidida por Monseñor José Rico Pavés, Obispo de Asidonia-Jerez.
1 – El próximo sábado 20 de abril recibís el Ministerio del Lectorado. ¿Cómo te sientes a pocos días de este momento?
Me encuentro muy ilusionado ante este nuevo paso en mi proceso vocacional, reafirmando mi sí al Señor y poniéndome a su servicio a través de la proclamación de su Palabra
2 – Tras un tiempo en el Seminario, y a las puertas de recibir el Ministerio del Lectorado. ¿Te sientes moldeado y llevado por Cristo?
¿Qué diferencia hay entre el José María que entró en el Seminario al de ahora?
Para cualquier seminarista es esencial el dejarse moldear por Cristo. En un momento determinado de tu historia personal Cristo te llama y le tienes que dar una respuesta. Una vez dado el sí, la clave está en dejarse hacer por Él poco a poco siendo dócil a lo que Él quiere de ti que es darte del todo para que otros le conozcan y le amen.
Pues creo que el José María que ingresó en el seminario hace 5 años es muy diferente al de hoy por muchos motivos como son la formación recibida en los estudios, la atención personalizada por parte de los formadores tanto humana como espiritual y por otras muchas facetas de la vida del seminario que te van moldeando para que un día, si Dios quiere, sea sacerdote de Jesucristo, pero si me gustaría resaltar que lo que más ha cambiado mi vida es en la seguridad y felicidad que te da el saber que estás en la voluntad de Dios. Creo que es algo que no tiene precio y te llena de tal manera que a pesar de las dificultades todo se lleva adelante con paciencia y alegría.
3 – En todo este proceso de formación, ¿qué momento recuerdas de forma especial que sentiste como el Señor te ayudaba y acompañaba?
Pues desde el principio noté la ayuda y cercanía del Señor ante las dificultades que tuve que afrontar al principio como el compaginar el trabajo con el seminario, algunas veces me veía incapaz pero el Señor y la Virgen me dieron fuerzas para poder llevarlo adelante y también me ha servido como signo de cara a reafirmar mi vocación.
4 – Con este ministerio debéis convertiros en transmisores de un profundo amor a las Sagradas Escrituras. ¿Impone está misión a la que la Iglesia te llama? ¿Qué más tareas tienes que realizar?
Es verdad que hoy día es muy normal ver en cualquier parroquia que cualquier miembro de la asamblea suba al ambón y proclame la Palabra de Dios pero sí que es cierto que al estar instituido uno tiene una mayor responsabilidad en cuanto a que esa Palabra pueda llegar al corazón de la gente y que se refleje en tu manera de hablar y de vivir aquello que proclamas.
5 – Durante esta preparación para el Ministerio del Lectorado, ¿has tenido alguna oración especial que os esté ayudando?
A modo personal dedico un tiempo de la oración personal de una manera muy sencilla a pedirle al Señor que si me llama, aquí estoy, y ese aquí estoy se refirma en mi día a día con la ayuda de la Iglesia que discierne también sobre mi vocación. En ese aspecto me siento muy tranquilo.
6 – ¿Qué pasaje o lectura de las Sagradas Escrituras destacaríais? ¿Qué te dice ese pasaje para que lo escojas?
Un pasaje que siempre me ha llamado la atención es la lectura del Primer Libro de los Reyes 19,9a. 11-16
“En aquellos días, Elías llegó hasta Horeb, el monte de Dios, se introdujo en la cueva y pasó la noche. Le llegó la Palabra del Señor, y le dijo: Sal y permanece de pie en el monte ante el Señor». Entonces pasó el Señor y hubo un huracán tan violento que hendía las montañas y quebraba las rocas ante el Señor, aunque en el huracán no estaba el Señor. Después del huracán, un terremoto, pero en el terremoto no estaba el Señor. Después del terremoto fuego, pero en el fuego tampoco estaba el Señor. Después del fuego el susurro de una brisa suave. Al oírlo Elías, cubrió su rostro con el manto, salió y se mantuvo en pie a la entrada de la cueva. Le llegó una voz que le dijo: «¿Qué haces aquí, Elías?», y él respondió: «Ardo en celo por el Señor, Dios del universo, porque los hijos de Israel han abandonado tu alianza, derribado tus altares y pasado a espada a tus profetas; quedo yo solo y buscan mi vida para arrebatármela». Le dijo el Señor: «Vuelve a tu camino en dirección al desierto de Damasco. Cuando llegues, unge rey de Siria a Jazael, rey de Israel a Jehú, hijo de Nimsí, y profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá»”
En este pasaje vemos al profeta Elías que había desenmascarado a los profetas de Baal y que, sin embargo teme cuando siente sobre él la amenaza de la muerte, hasta el punto de salir huyendo buscando el consuelo del Señor y acude al monte Horeb y allí el Señor deja su huella, no en el trueno, no en el fuego, no en la tormenta, sino en la brisa suave. Sabe el señor salir a nuestro encuentro de la forma en que cada momento necesitamos, para que veamos nuestra fortaleza restaurada y recuperemos la conciencia de que con Él nada, ni nadie nos puede derrotar. Este pasaje me evoca otro del evangelio de Mateo (14, 22-36) donde dice Jesús: ¡Animo! Soy yo no tengáis miedo, esta es la palabra que debemos repetirnos una y otra vez como recibida del Señor en tantos momentos de nuestra vida para cumplir la voluntad del Señor en ese celo de Elías que le consumía.
7 – Mensaje para los jóvenes que por cualquier circunstancia no son capaces de decir sí al Señor y seguir su voluntad sea cual sea su vocación.
A los jóvenes que estén leyendo estas líneas y se encuentren en un proceso de discernimiento, les diría aquellas palabras que dijo el Salvador a sus discípulos y que en la pregunta anterior acabo de comentar: ¡Ánimo! No tengáis miedo, pues teniendo a Dios por tesoro nada nos puede faltar y la generosidad del Señor nunca va a ser comparable a lo que el mundo nos pueda ofrecer.
Desde el Seminario de Jerez rezamos por vosotros todos los días y tened siempre la esperanza de que el Señor nunca defrauda.