Conocemos como vive estos días, Luis Carlos Vilches, candidato a recibir el diaconado el próximo 29 de junio a las 11hrs en la Santa Iglesia Catedral.
1 – Estamos a pocos días de vivir la ordenación diaconal, lo primero, ¿Cómo te sientes al dar este paso que te acerca al sacerdocio?.
Pues muy ilusionado y con un poco de miedo. Es un cambio de vida completa y muy diferente a la vida que dejé al entrar en el seminario y la que he tenido en el seminario. Esto implica estar ilusionado por la nueva vida que me espera después de la ordenación, pero también con miedo de no ser totalmente fiel a la Iglesia, a preparar una homilía y predicar, …, aunque este miedo se me pasa rápido cuando recuerdo que es Dios el que actúa, el que lo hace todo. A mí sólo me queda confiar en Él y serle fiel, lo demás, lo dejo en manos de Dios.
2 – ¿Da vértigo el dar este paso? ¿Cómo tienes pensado el vivir diaconado?.
Sí que da un poco de vértigo. En los seis años de seminario vivimos como en una burbujita, dedicándonos a la oración y al estudio, a formarnos bien para poder servir a Dios y a su pueblo. Ahora, a las puertas de la ordenación y de salir al mundo de nuevo asusta un poco. Por eso, pienso, que es muy importante poner la confianza sólo en Dios, que es el que nos ha llamado y el que nos sostendrá en los momentos difíciles.
Me gustaría vivir el diaconado sirviendo en la parroquia que el señor obispo me encomiende, sirviendo al modo de Cristo siervo, administrar los sacramentos como manda la Santa Madre Iglesia, poniendo amor y llevando a Cristo en todos los momentos de mi ministerio y sirviendo a la gente como lo que son, hijos de Dios. Le pido al Señor que me conceda también una vida intensa de oración y que me pueda ir configurando cada vez más con Cristo.
3 – ¿La oración, el servicio y la Palabra de Dios que están siendo para ti a pocos días de la ordenación?.
Pues están siendo los tres pilares de mi vida en estos momentos. Después de acabar con el aspecto académico y habiendo acabado los exámenes, estoy totalmente inmerso en estos tres pilares, dedicando más tiempo a la oración, tratando más con la Palabra de Dios, acercándome a ella no de manera académica sino espiritual, es decir, haciendo oración con ella, también haciendo oración con los rituales, especialmente con el del bautismo y con el de matrimonio, para vivir desde ya lo que dentro de poco viviré siendo ministro de estos sacramentos. En cuanto al servicio estoy, con la gracia de Dios, muriendo a mí mismo, negándome a mis gustos y placeres, a mi comodidad, pues es lo fundamental para poder servir a mis hermanos.
4 – Tras la ordenación diaconal te tocará acompañar a los fieles en celebraciones como el Bautismo, el Matrimonio o el rito de las exequias. ¿Cómo te ves en esos momentos tan importantes para la vida de los fieles?.
Cada vez que pienso en mi primer bautismo o mi primer matrimonio siento una alegría inmensa en el corazón por lo que suponen estos sacramentos y sólo puedo darle gracias al Señor por haberme concedido esta vocación, de cual me siento totalmente indigno, pero teniendo la certeza de que es Él me ha llamado y me da su gracia para poder hacerle presente en estos sacramentos, en los que Cristo derrama su gracia abundantemente.
Sobre todo, estoy muy ilusionado con el primer bautismo, teniendo presente que, es ese momento, está naciendo un nuevo hijo de Dios y de la Iglesia.
5 – ¿Qué es lo que más te está ayudando en tu espiritualidad para prepararte estos días y durante el curso?.
Pues me está ayudando mucho hacer la oración con los rituales de los sacramentos y con unas “fichitas” que nos da nuestro director espiritual sobre elementos imprescindibles en nuestra vida, como la obediencia, el celibato, el trato con el Eucaristía, la preparación de las homilías, etc.
También tengo ahora mismo a tres santos que me están ayudando en estos momentos previos a la ordenación. A santa Teresita de Lisieux, con su confianza plena en Dios y su humildad; a san Josemaría, con su oración y el cómo vivir la santidad en el ministerio; y a san Juan de Ávila, con su espiritual sobre el sacerdocio y el trato con la Eucaristía.
6 – ¿Qué te dice o consejos te da tu familia, amigos, seminaristas, directores espirituales a pocos días de la ordenación diaconal?.
Pues me animan mucho y están muy contentos e ilusionados por la ordenación y con este paso que voy a dar. Para el seminario, una ordenación siempre es un motivo enorme de alegría y se vive con muchas ganas e ilusión ya que, para los que estamos a las puertas de la ordenación vemos nuestro sueño cumplido y los que están en cursos inferiores es, para ellos, un aliciente a seguir perseverando en la vocación a la que Dios nos ha llamado gratuitamente.
7 – Acercándonos ya al sacerdocio ¿Qué le dirías a esas personas que Dios le llama y están indecisos en la decisión?.
Lo primero que les diría sería que fuesen valientes y, si están en un proceso de discernimiento, acudan a su párroco o a algún sacerdote para hablar con él, que les ayude en su proceso de discernimiento. Es muy difícil seguir este camino si no tienes un sacerdote que te ayude, que te guie en la oración y en tu vida. También les diría que tuvieran confianza en Dios, en su llamada, y no tener miedo por perder nada de su vida pues Dios lo da todo y te colma de felicidad. Después de este tiempo en el seminario puedo decir a ciencia cierta que no hay una vocación más bonita y que te llene más que la vocación al sacerdocio. Además, es una vocación en la que tú no tienes que hacer nada, el Señor sólo te pide tu “sí”, lo demás te lo da El, es Jesús el que lleva adelante tu vocación y, después de la ordenación, tu ministerio.
8 – ¿Qué mensaje puedes trasladar un joven como tú que el sábado dará un paso más para seguir a Cristo?.
Solo puedo dar gracias, gracias a Dios por esta vocación tan preciosa que me ha regalado sin yo merecerlo, gracias a mi familia y a mis amigos que siempre me han apoyado y me han animado en mi vocación, gracias al seminario y a mis compañeros, y a tanta gente que ha rezado por mí y por todo el seminario, pues es la oración la que nos sostiene y nos alienta a seguir perseverando en la vocación. Por todo esto doy gracias a Dios y pido que sigáis rezando por nosotros, por los que nos vamos a ordenar el día 29 de junio, para que seamos files al Señor, para que nos vayamos configurando más con su sagrado corazón y para que sea Cristo el único que llene nuestro corazón.
9 – Por último, me gustaría que eligieses el versículo, oración, lectura o salmo que más tienes en mente estos días.
Durante todo este año he tenido presentes dos versículos de la biblia que me han acompañado en este tiempo: uno es de san Pablo “alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos” (Filp. 4,4). Este versículo me ha ayudado mucho en los momentos de bajón, en los momentos de estudio y de exámenes, en las dificultades, pues me ha hecho ver que la felicidad, la verdadera felicidad es estar con el Señor. Es estar con Cristo lo que te llena de alegría, una alegría que irradia a los demás y es, a las puertas de mi ordenación, lo que le pido al Señor en el comienzo de mi ministerio, estar alegre en el Señor y poder contagiar con esa alegría a los demás. Otro versículo es de Mateo “el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en redención de muchos” (Mt 20,28). Este versículo resume la vida que debe llevar un ministro ordenado, y me ayuda a tener siempre presente que el Señor me ha llamado a esta vocación para dar la vida, una vida que no me pertenece, y estoy llamado a morir a mis gustos y comodidades para servir a Dios y a los demás.