Conocemos cómo se siente y vive estos días este seminarista que recibirá este ministerio este domingo 22 de diciembre a las 11hrs en la Santa Iglesia Catedral.

 1- Este próximo domingo 22 de diciembre recibes el acolitado, un paso más en el Seminario. ¿Cómo te sientes?

Aun me siento admirado de la fidelidad de Dios, de cómo escoge en cada tiempo hombres que quieran dar su vida y nos va acompañando durante todo este tiempo de formación oculta, como Jesús en la casa de Nazaret en obediencia a José y a María. Cada uno de estos ministerios ha supuesto un don en un momento concreto de mi vida, por lo tanto, me siento muy agradecido a Dios y a la Iglesia.

2 – En todo este recorrido en el Seminario Diocesano, ¿qué ha supuesto para ti? ¿Has sentido cómo Cristo va conformando tu corazón preparándolo para llegar a este momento?

El seminario ha sido un tiempo de experimentar la obra del Espíritu Santo en mí, cada año en las distintas dimensiones de la formación: académica, humana, espiritual y comunitaria se me ha regalado medios para ir puliendo la vocación. La preparación del corazón, pasa por ir dejando que Dios vaya purificando las imperfecciones e incrementando el deseo de entrega, queriendo ser como Cristo; en el Sagrario de nuestra capilla hay una frase de San Juan de Ávila que resume perfectamente esta preparación del corazón: «Si me mandáis, Señor, hacer lo que vos hicisteis, dadme vuestro corazón».

3 – Ya recibiste el lectorado, la importancia de la lectura de la Palabra de Dios. ¿Cómo te has sentido ejerciéndolo?

Ha sido una gracia y una gran responsabilidad; aún recuerdo unas palabras de nuestro obispo en la homilía de la eucaristía del rito del lectorado que decía más o menos: La importancia del lectorado no es que se dan facultades para poder proclamar la escritura de una manera correcta en la asamblea, sino, que esa palabra condensada en la escritura se haga vida en vosotros, que la gente en vosotros pueda leer palabra de Dios.

Para mí el descubrir ese llamado a trasmitir la palabra de Dios con toda mi vida y no solo durante la proclamación, ha sido un punto de inflexión muy grande, me concienciado de la importancia de este ministerio de lector y a dejar que la palabra que proclame no torne a Dios de vacío, sino que empape la tierra. 

4 – A partir del 22 de diciembre recibirás el acolitado. En este caso tienes la misión de servir en el altar a los sacerdotes y diáconos. Qué bonito es servir en el lugar donde Cristo se hace presente ¿verdad?

Otra gracia impresionante, poder estar cada vez más cerca del altar, servir a los sacerdotes y diáconos con seriedad y devoción. Confio plenamente en que el Señor me dará una gracia concreta para este último año de formación. 

5 – Por último, me gustaría que a pocos días de la celebración del acolitado mandes un mensaje a esos jóvenes y no tan jóvenes que están pensando en seguir la vocación del sacerdocio.

La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Lc 10,2. 

Que, en este año de apertura del Jubileo ordinario, el Señor les conceda querer signo de esperanza para la humanidad en la vocación sacerdotal; entregar su vida por los oprimidos, los pobres del señor, los enfermos, los tristes, ser Luz, Sal y Fermento en esta humanidad que nos necesita. Y les pediría también que recen mucho por mí; un abrazo de paz.