Monseñor José Rico Pavés: «Llamar nuestra atención sobre realidades ante las que no podemos pasar de largo, la enfermedad y el hambre»
Al igual que el año pasado, en 2024 coinciden dos jornadas eclesiales de sensibilización social que tienen motivaciones diversas pero un objetivo común: llamar nuestra atención sobre realidades ante las que no podemos pasar de largo, la enfermedad y el hambre. El 11 de febrero, a las puertas del inicio de la Cuaresma, se celebran la Jornada Mundial del Enfermo y la Campaña contra el hambre de Manos Unidas.
«Dar esperanza en la tristeza» es el lema de la Campaña del Enfermo de este año. Una Campaña que la Iglesia en España inicia el 11 de febrero, festividad de la Virgen de Lourdes, con la Jornada del Enfermo a nivel mundial y se cierra el 5 de mayo, con la Pascua del Enfermo. En el Mensaje para esta jornada, el Papa Francisco recuerda que «los cristianos estamos especialmente llamados a hacer nuestra la mirada compasiva de Jesús». Por eso, invita a cuidar «a quienes sufren y están solos, e incluso marginados y descartados». Para ello, nos pide sanar las heridas de la soledad y del aislamiento con el amor que Cristo nos regala en la oración, especialmente en la eucaristía.
La Campaña contra el hambre de Manos Unidas tiene este año un lema provocador: «La única especie capaz de cambiar el planeta. El efecto ser humano». Se nos invita a mirar con responsabilidad la casa común de la creación para que tomemos conciencia de que el drama del hambre surge cuando no distribuimos de manera justa los bienes de la creación. Así lo enseña el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia: «Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa bajo la égida de la justicia y con la compañía de la caridad» (n. 171).
Ambas campañas se desarrollan en el marco más amplio del Año de la oración, convocado por el Papa Francisco como preparación para el Jubileo del Año 2025. Para disponernos a recibir el don de la gracia jubilar, somos invitados los hijos de la Iglesia a vivir el 2024 como una “gran sinfonía de oración”, como afirmaba Francisco en la convocatoria de este año: «Me alegra pensar que el año 2024, que precede al acontecimiento del Jubileo, pueda dedicarse a una gran “sinfonía” de oración; ante todo, para recuperar el deseo de estar en la presencia del Señor, de escucharlo y adorarlo. Oración, para agradecer a Dios los múltiples dones de su amor por nosotros y alabar su obra en la creación, que nos compromete a respetarla y a actuar de forma concreta y responsable para salvaguardarla. Oración como voz “de un solo corazón y una sola alma” (cf. Hch 4,32) que se traduce en ser solidarios y en compartir el pan de cada día. Oración que permite a cada hombre y mujer de este mundo dirigirse al único Dios, para expresarle lo que tienen en el secreto del corazón. Oración como vía maestra hacia la santidad, que nos lleva a vivir la contemplación en la acción. En definitiva, un año intenso de oración, en el que los corazones se puedan abrir para recibir la abundancia de la gracia, haciendo del “Padre Nuestro”, la oración que Jesús nos enseñó, el programa de vida de cada uno de sus discípulos» (Carta al Prefecto del Dicasterio para la Evangelización, 11.2.2022).
Secundando la llamada del Papa, vivamos la Jornada Mundial del Enfermo y la Campaña de Manos Unidas cuidando el trato con el Señor en la oración para compartir con todos la esperanza que cambia el mundo.
+ José Rico Pavés
Obispo de Asidonia-Jerez