En la vida, cada paso que damos nos lleva hacia nuevas direcciones, algunas previstas y otras sorprendentemente inesperadas. Hoy, mientras observaba el atardecer desde el pequeño café en la esquina de mi ciudad, no pude evitar reflexionar sobre el viaje que he emprendido.
Cada color en el cielo me recordó que los finales pueden ser tan hermosos como los comienzos. Este año ha sido un mosaico de experiencias, algunas desafiantes y otras absolutamente maravillosas. A través de todo, he aprendido que la resiliencia es menos acerca de no caerse y más sobre aprender a levantarse.
Así que aquí estoy, compartiendo un fragmento de mi viaje, esperando que tal vez resuene con alguien más allá de esta pantalla. ¿Y tú, qué momentos te han definido este año?