PALABRA DE VIDA. Monseñor José Rico Pavés : «la Fiesta del Bautismo del Señor cierra y abre a la vez: cierra el tiempo de Navidad, abre el curso ordinario del año litúrgico; cierra la contemplación de la infancia de Jesús, abre el conocimiento de su vida y misión; cierra el reconocimiento de lo oculto, abre la constatación de lo manifiesto»
6 enero, 2023
El final de la Navidad se ha manifestado inesperadamente intenso. La muerte del Papa emérito Benedicto XVI el último día del año nos ha dejado el testimonio de quien entendió sus últimos años, no como la preparación de un fin, sino de un encuentro. Con el Testamento vital, publicado en la tarde de su muerte, hemos recibido su última exhortación: ¡Manteneos firmes en la fe! ¡No os dejéis confundir! ¿Cómo no dar gracias a Dios por la vida y el ministerio de Benedicto, por su magisterio y servicio humilde a la fe del Pueblo de Dios, especialmente a la fe de los sencillos? Uniendo nuestras voces para pedir por su eterno descanso, hemos descubierto la belleza de la vida y de la comunión que nos trae el Salvador, a Quien adoramos hecho Niño en Belén.
Es esta salvación, manifestada al mundo, la que nos pide acoger las celebraciones que cierran la Navidad. Desde antiguo, la Iglesia ha visto el bautismo de Jesús en el Jordán, cuya celebración cierra el tiempo navideño, en estrecha relación con la adoración de los Magos y con el episodio de las Bodas de Caná, donde Jesús realizó el primero de los milagros. La liturgia desvela el vínculo que une estos tres acontecimientos de la vida de Cristo y nos introduce, como si de una sola jornada se tratara, en el hoy eterno de la manifestación al mundo del Salvador: “Hoy la Iglesia se ha unido a su celestial Esposo -proclama la liturgia al finalizar la Navidad-, porque, en el Jordán Cristo la purifica de sus pecados; los magos acuden con regalos a las bodas del Rey, y los invitados se alegran por el agua convertida en vino”. La adoración de los Magos, el Bautismo en el Jordán y las Bodas de Caná son la epifanía (manifestación) de Jesucristo como Salvador universal, Hijo de Dios y Esposo de la Iglesia.
Como la Liturgia actualiza en el tiempo los misterios de la vida de Cristo, la Fiesta del Bautismo del Señor cierra y abre a la vez: cierra el tiempo de Navidad, abre el curso ordinario del año litúrgico; cierra la contemplación de la infancia de Jesús, abre el conocimiento de su vida y misión; cierra el reconocimiento de lo oculto, abre la constatación de lo manifiesto. Así es la vida nueva recibida en el bautismo: buscar para encontrar y encontrar para seguir buscando. Dejar lo antiguo y recibir en Cristo siempre lo nuevo.
+ José Rico Pavés
Obispo de Asidonia-Jerez
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