Así fueron los distintos actos por los 50 años de las tertulias de san Josemaría en Jerez de la Frontera
12 diciembre, 2022
Un coloquio entre una médico y un escritor sobre la espiritualidad del trabajo, y la bendición por parte de Monseñor Rico Pavés de un cuadro de la Virgen de Guadalupe y el fundador del Opus Dei colocados en la Santa Iglesia Catedral.
Fuente : «Trabajar con una óptica cristiana cambia a la gente» – Opus Dei
La doctora Alba María Sillero cuenta que, cuando era médico residente de primer año, recibió en urgencias a una paciente y, después de auscultarla, le recetó analgésicos para el fuerte dolor que sentía en un hombro. Por prudencia consultó a otro médico y éste, después de valorar el caso, decidió que la paciente debía quedar ingresada. Horas más tarde, las pruebas revelaron un diagnóstico fatal: tenía un cáncer avanzado y grave.
La doctora hubo de atender a la paciente y a su familia al día siguiente y durante las semanas posteriores. Apurada por su diagnóstico precoz, recapacitó sobre el mejor modo de atenderles, para lo cual recordó consejos propios de su profesión y algunas enseñanzas de san Josemaría aplicables a su trabajo: acabar bien cada tarea, tratar con amor a todas las personas, rezar por los pacientes y sus familiares, llevarles calor y consuelo en horas difíciles… Así trató de hacerlo, llegando a expresarle a aquella paciente que rezaba por ella y su curación. Sin embargo, fruto de la agresividad de la enfermedad, la paciente falleció al cabo de varias semanas.
Tres años más tarde, en el mismo hospital donde continuaba trabajando, otra paciente se le acercó de repente, le preguntó que si se acordaba de ella y se identificó como hija de aquella señora enferma de cáncer: “Tú atendiste a mi madre cuando fue ingresada. Quiero darte las gracias por cómo le cuidaste, porque murió muy tranquila sabiendo que tú rezabas por ella. Dios actúa a través de ti”.
Alba Sillero es médico especializada en cuidados paliativos y Enrique García Máiquez es poeta y articulista. Ambos entablaron el 30 de noviembre una conversación pública en el salón de actos de la Fundación Cajasol, en Jerez, sobre “El influjo de la espiritualidad del trabajo según san Josemaría”, moderados por el periodista y mediacoach Eugenio Camacho. El motivo que les reunió fue la conmemoración de los 50 años de las tertulias de san Josemaría en la casa de retiros Pozoalbero, situada a las afueras de la ciudad.
Para la doctora, “aprender a santificar el trabajo cambió la perspectiva de mi vida y de mis ocupaciones. Yo venía construyendo una vida independiente de Dios porque pensaba que no tenía cabida en mi tarea como médico, pero una amiga me explicó que se puede santificar el trabajo, que podía encontrar a Dios en mi trabajo y en mi vida ordinaria”. Alba concluye que ahora su trabajo tiene más sentido si cabe, “porque con una óptica cristiana puedo ayudar a muchos pacientes dándoles los cuidados que necesitan y llevándoles el consuelo de Dios al final de sus vidas. Este modo de hacer cambia a la gente, aunque tú no quieras y aunque no lo pretendas”.
Por su parte, Enrique García Máiquez es poeta, profesor de instituto, crítico literario y articulista en varios medios de comunicación. En su intervención destacó y explicó algunas enseñanzas aprendidas de san Josemaría que influyen en el modo de afrontar su trabajo.
Destacó entre todas ellas la necesaria profesionalidad que ha de tener el trabajo para que resulte agradable a Dios; la unidad de vida que debe presidir todos los quehaceres; la libertad personal y la consecuente responsabilidad con la que cada cual ha de tomar sus decisiones; el examen de conciencia que le hace recapacitar sobre su modo de vivir y trabajar; el aprovechamiento del tiempo para gloria de Dios, y el respeto por todas las personas por muy distantes que estén respecto de las posiciones de uno.
El evento, que congregó a casi doscientas personas, contó también con la proyección del reportaje “La huella de un santo. Catequesis de san Josemaría en Andalucía”, editado por la productora Betafilms.
Bendición del cuadro de la Virgen de Guadalupe y san Josemaría
Dos días más tarde, el Obispo de Asidonia-Jerez, D. José Rico Pavés, presidió en la Santa Iglesia Catedral la Eucaristía al final de la cual fueron bendecidos dos cuadros: uno de la Virgen de Guadalupe, y otro de san Josemaría.
Ambos cuadros son obra del pintor mexicano afincado en Valencia, José Antonio Ochoa. El cuadro representa a san Josemaría de pie rezando el rosario, y los cuadros han quedado ubicados en la capilla dedicada a san Juan Pablo II, justo a la entrada de la capilla del Santísimo.
En su homilía, D. José Rico Pavés comentó el tiempo litúrgico de Adviento como preparación para la venida del Señor, que es justamente lo que buscó san Josemaría con su vida y su labor pastoral: “promover un encuentro personal con Jesucristo, enseñar a muchas personas a encontrar a Jesucristo en su trabajo y en su vida ordinaria. El pintor ha recogido al pie del cuadro una frase de san Josemaría que busca reflejar este empeño del santo por conocer y dar a conocer a Jesucristo: “¡Que yo vea con tus ojos, Cristo mío!”.
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