CONOCEMOS EL TESTIMONIO DEL SEMINARISTA PABLO MULA : «EL SEÑOR ESCRIBE EN EL CORAZÓN DE CADA UNO LA VOCACIÓN A LA QUE NOS LLAMA»
22 mayo, 2020
Pablo Mula Lupiáñez, seminarista mayor de la Diócesis de Asidonia-Jerez, lo tiene claro «la felicidad y mi mayor deseo esta en la entrega y el servicio a los demás, porque Dios te escoge para darte enteramente a su pueblo».
Este joven jerezano de 20 años, cursa segundo en el Seminario Mayor de San Juan de Ávila, alegre y enérgico, nos cuenta que el punto de inflexión en su vida se da en la etapa de estudiante de bachillerato en el Colegio Jesús María «El Cuco». Aunque estaba presente tanto en los Scout de la Parroquia de San Benito y los grupos de oración de su centro escolar, sería con la Pastoral Juvenil en un viaje a Asís donde tendría lugar un momento anecdótico, pero que sería un antes y un después en su vida de fe. Incluso nos recuerda que su familia comenzó a tener la corazonada ante esta situación de que su vocación sería el sacerdocio.
Además nos cuenta que el proceso para conocer su vocación fue largo, lleno de oración y discernimiento a lo que se le sumó la ayuda del acompañamiento espiritual de un sacerdote. Asimismo, admite que siente que Dios nos elige desde el seno de nuestra madre y durante el recorrido de nuestra vida vamos acercándonos a él a través de bendiciones. Recuerda que estas bendiciones que marcaron su camino son la Pastoral Juvenil de la Diócesis, los Scout de la Parroquia de San Benito, los grupos donde cursó el bachillerato y experiencias que afirmaban aún más que su vocación esta en el servicio a los demás.
Para él un versículo se grabará a fuego en su corazón «Los amó hasta el extremo», ya que marcó su confirmación al sacerdocio junto al sacramento de la reconciliación, porque a pesar de la debilidad Dios nos coge de la mano y nos elige para llevar a cabo su voluntad. En ese momento «mi corazón es como un puzzle que se une de manera perfecta y encuentras el sentido de tu vida».
«Encuentro a Dios en la alegría», para Pablo la alegría es una forma de vivir su fe y enseñarla a los demás jóvenes a los que les diría que «no tengan miedo, que se fíen del Señor abriendo el corazón a lo que les tenga preparado y se dejen sorprender por su amor porque seguirlo merece la pena».
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