PALABRA DE VIDA. Monseñor José Rico Pavés : «Vivir la cuaresma como la Iglesia nos pide, no nos aleja de las inquietudes de la humanidad, al contrario nos lleva más plenamente a tomar conciencia y a colaborar en la transformación de nuestro mundo»

PALABRA DE VIDA. Monseñor José Rico Pavés : «Vivir la cuaresma como la Iglesia nos pide, no nos aleja de las inquietudes de la humanidad, al contrario nos lleva más plenamente a tomar conciencia y a colaborar en la transformación de nuestro mundo»


25 marzo, 2022

Cuando seguimos profundizando en la tarea de caminar juntos, el tiempo litúrgico de la cuaresma nos recuerda la necesidad de afrontar en comunión la tarea de la conversión. La llamada insistente de la Iglesia a volver la vida al Señor para dejar que cure las heridas de nuestros pecados requiere de nuestra parte poner en ejercicio, de forma comunitaria, la oración, el ayuno y la limosna. Oramos en común para ensanchar el corazón, vencer el egoísmo y elevar con más fuerza nuestra súplica a Dios. Ayunamos para centrar la vida en lo realmente importante y socorrer con nuestras privaciones a quienes más lo necesitan. Damos limosna para que nadie quede excluido y experimentar que hay más alegría en dar que en recibir. Frente al riesgo de convertir la oración, el ayuno y la limosna en acciones vacías, pedimos la luz de la fe para descubrir en todo ello el rostro de Cristo y reconocerle presente con nosotros cuando nos reunimos en su nombre.

     La semana que hemos dejado atrás nos ha dejado eventos donde la práctica de la oración, el ayuno y la limosna ha vuelto a mostrar su importancia trascendental. En la Iglesia diocesana hemos celebrado la décimo tercera semana de la pobreza y de la exclusión, llamada fuerte de atención a las conciencias por parte de Cáritas diocesana para que detrás de esas palabras descubramos personas con rostro y nombre propios. En España, la solemnidad de la anunciación ha sido el marco para celebrar la Jornada por la vida, con el lema “acoger y cuidar la vida, don de Dios”. En comunión con el Papa, la Iglesia diocesana se ha unido a la Iglesia universal implorando a Dios la paz mediante la consagración de Rusia y Ucrania al Corazón Inmaculado de María. 

     Vivir la cuaresma como la Iglesia nos pide, no nos aleja de las inquietudes de la humanidad. Al contrario, nos lleva más plenamente a tomar conciencia y a colaborar en la transformación de nuestro mundo. El cuidado preferente de los pobres y la lucha contra la pobreza y la exclusión, la defensa de la vida humana desde su concepción hasta su último aliento natural, y la paz en el mundo serán posibles si, con la oración, el ayuno y la limosna, cambiamos de vida y nos volvemos al Señor.

+ José Rico Pavés

Obispo de Asidonia-Jerez

ASIDONIA

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