PALABRA DE VIDA. Monseñor Rico Pavés : «A la Pasión se entra para aprender; en ella se permanece para crecer; desde ella se vive para amar»

PALABRA DE VIDA. Monseñor Rico Pavés : «A la Pasión se entra para aprender; en ella se permanece para crecer; desde ella se vive para amar»


8 abril, 2022

El Domingo de Ramos nos introduce en la escuela del amor más grande. Al comenzar la Semana Santa, la Iglesia presenta a través de la Liturgia una petición en favor de sus hijos: que las enseñanzas de la pasión nos sirvan de testimonio. Las enseñanzas de la pasión son testimonio porque mueven a imitación y graban en la memoria lecciones de vida eterna. A la Pasión se entra para aprender; en ella se permanece para crecer; desde ella se vive para amar.

     La Pasión del Señor es escuela porque en ella está el Maestro. Jesús enseña con sus palabras y con sus obras, con lo que hace y con lo que padece. En el evangelio de san Lucas las palabras de Jesús disminuyen a medida que se adentra en la Pasión. En el pórtico, la institución de la Eucaristía. Con deseo ardiente, el Maestro se entrega a los discípulos. Pan y vino, por su palabra, serán signo de su Presencia viva. Cuerpo que se entrega, Sangre que se derrama, anuncian el precio de nuestro rescate. Comida y bebida son el cauce para nuestra participación. Tras la promesa de la Cena llega el cumplimiento de la crucifixión. La palabra eficaz del Maestro se verifica en la contradicción: el que enseña, cerrará la boca; el que trae la alegría soportará la angustia; el que siembra confianza recibe traición; el Hijo recibe el desprecio del esclavo; el justo Juez es ajusticiado; el Rey veraz y soberano comparece vituperado y encadenado; el atormentado regala consuelo a su paso; el Autor eterno de la vida, muere a los ojos del mundo derrotado. En la hora del poder de las tinieblas, la sola voz del Hijo amado anuncia la victoria del amor más grande. Para los que le dan muerte, el Hijo pide al Padre el perdón; para los que desvelan su culpa ante el Inocente, el Hijo promete el Paraíso; para el corazón que carga con el pecado del mundo, el Hijo busca el regazo del único que otorga consuelo: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu. Vivamos los oficios litúrgicos y las procesiones de estos días con dedicación atenta y entrega generosa, como quien participa en la escuela del amor más grande.

+ José Rico Pavés

Obispo de Asidonia-Jerez

ASIDONIA

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