Palabra de Vida. Monseñor Rico Pavés : «A los que viven con fe agradecida, Jesucristo les dice: tu fe te ha salvado»
7 octubre, 2022
Camino de Jerusalén diez leprosos, a lo lejos, salen al encuentro de Jesús. La obediencia a su palabra les devuelve la salud, pero sólo uno de ellos, samaritano, regresa para agradecer en la cercanía la curación. Es entonces cuando el verdadero encuentro con Jesucristo acontece: la gratitud se convierte en ejercicio de fe y la salud recuperada deja paso a la salvación eterna. En el evangelio de este Domingo Jesús nos ofrece una enseñanza fundamental: la salvación eterna es más importante que la salud corporal y a ella nos disponemos cuando nos acercamos a Jesús con fe agradecida. A los que viven con fe agradecida, Jesucristo les dice: tu fe te ha salvado.
Nos cuenta el evangelista san Lucas que la curación de los leprosos tiene lugar mientras Jesús camina a Jerusalén. El corazón humano se ensancha y recibe el beneficio de la curación cuando entra en el camino de Jesús, que es el camino de la voluntad del Padre conocida y cumplida.
Los leprosos gritan desde lejos a Jesús. La enfermedad los mantiene a distancia, pero la súplica los acerca. En realidad, la proximidad o lejanía de Jesús no se mide en el espacio sino en la actitud del corazón. La lepra ablandó el corazón de los que suplicaban, pero la salud recuperada llevó a la mayoría al olvido. La fe interesada se desmorona cuando considera cumplido su deseo. Pero esa fe no salva, pues aleja de Jesús.
Sólo el samaritano regresa. Los hijos del Pueblo elegido, beneficiarios también de la curación, ignoran el agradecimiento y pierden la oportunidad de acoger con fe la salvación que Cristo trae. Cuando el creyente se acomoda en sus seguridades, aunque éstas sean las de siempre, y olvida renovar con gratitud la relación con el Señor, ve debilitada su fe y se priva de pertenecer a la nueva ciudadanía de los seguidores de Jesús. El remedio para vencer la rutina se llama agradecimiento. En las acciones del samaritano reconocemos las obras de la fe que llevan a la salvación: volver a Jesús, postrarse a sus pies, recibir el reposo amable de su mirada, tener coloquio de amor agradecido y escuchar sin prisas a quien tiene palabras de vida eterna. La fe que abre a la salvación es la fe agradecida.
+ José Rico Pavés
Obispo de Asidonia-Jerez
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