PALABRA DE VIDA. Monseñor Rico Pavés : «Pidamos al Señor valentía para abandonar la pretensión de vivir como si Él no existiera, buscar el consuelo de su perdón, reconciliarnos con nuestro prójimo y vivir bajo la luz gozosa de la fe»
4 marzo, 2022
Cuando queremos aprender el arte de caminar juntos, el drama de la guerra ha irrumpido en nuestro mundo quebrando todas nuestras seguridades. Nunca Ucrania y el sufrimiento sin sentido de sus gentes nos había resultado tan cercano. Y así, cuando parece que se oscurece en el horizonte la luz renovadora de la Pascua, hemos entrado con toda la Iglesia en el tiempo de Gracia que es la Cuaresma.
Históricamente la Cuaresma se configuró como el periodo en que la Iglesia acompañaba a quienes entraban en la etapa final de preparación al bautismo. En la noche de la Vigilia pascual, los que habían sido considerados aptos nacían a la vida eterna mediante los sacramentos de la iniciación cristiana (bautismo, confirmación y primera participación en la eucaristía). Recordando que Jesús había iniciado su ministerio público retirándose cuarenta días con sus noches al desierto, la Iglesia estableció un periodo de cuarenta días para acompañar a los catecúmenos en su combate espiritual con las únicas armas de la oración, el ayuno y la limosna. Los ya bautizados se preparaban también para renovar en la noche santa de Pascua las promesas del bautismo.
Todo en la Cuaresma se orienta a la conversión y a la renovación de las promesas bautismales. La liturgia de este tiempo se hace más expresiva en sus signos sobrios y en la fuerza de la Palabra. Se trata de acompañar a Cristo en su camino hacia Jerusalén, para entrar con Él en la Ciudad Santa y unirnos a su pasión, muerte y resurrección. A ello nos ayudan las numerosas expresiones de la piedad popular, especialmente las que nos invitan a poner los cinco sentidos en la contemplación de las imágenes que recrean con singular maestría el sufrimiento del Redentor y de su Madre Santísima.
Viviremos bien la Semana Santa y renovaremos con fruto las promesas de nuestro bautismo en la Vigilia pascual si no echamos en saco roto la llamada a la conversión. Necesitamos aprovechar el tiempo de Gracia de la Cuaresma para liberar el corazón de la esclavitud del pecado y sembrar la concordia que conduce a la paz. Pidamos al Señor valentía para abandonar la pretensión de vivir como si Él no existiera, buscar el consuelo de su perdón, reconciliarnos con nuestro prójimo y vivir bajo la luz gozosa de la fe.
+ José Rico Pavés
Obispo de Asidonia-Jerez
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