PALABRAS DE VIDA. Monseñor José Rico Pavés : «La alegría es el rostro de la misericordia»

PALABRAS DE VIDA. Monseñor José Rico Pavés : «La alegría es el rostro de la misericordia»


9 septiembre, 2022

La alegría es el rostro de la misericordia. Quien practica la misericordia devuelve alegría al que la perdió y se abre a la alegría plena. El Señor, que no quiere para los suyos una alegría a medias, nos invita a alegrarnos con Él y para ello nos pide primero aprender misericordia. Cuando nos vamos preparando para el comienzo de un nuevo curso pastoral, llegamos con la Iglesia al XXIV Domingo del Tiempo Ordinario y Jesús sale a nuestro paso ofreciéndonos en la escuela de su Corazón tres lecciones de misericordia que piden ser aprendidas conjuntamente. Si la alegría es el rostro de la misericordia, en las tres parábolas que refiere el evangelista san Lucas encontramos los rasgos propios de este rostro.

En la primera parábola la misericordia tiene los rasgos del rostro del Buen Pastor que busca a la oveja perdida. El rostro del Buen Pastor desvela el poder infinito de la misericordia divina, que empuja a estar cerca del alejado, ofreciendo los hombros como remanso de perdón para que el camino de vuelta a casa sea liviano y conduzca a la alegría compartida.

En la segunda parábola la misericordia tiene mirada de mujer responsable. El amor misericordioso es entrañable y materno, por eso es cuidadoso. La mujer de la parábola que busca la moneda perdida nos enseña que la misericordia es siempre amor de responsabilidad, ejercicio amoroso de quien sabe buscar con cuidado para recuperar el bien confiado.

En la tercera parábola la misericordia se muestra, al mismo tiempo, en el rostro y en la mirada del Padre bueno. El rostro se conmueve cuando divisa a lo lejos al hijo que regresa; la mirada descansa cuando, después de buscar durante días al hijo en el camino, al final lo encuentra. Rostro y mirada dan paso a los gestos de la misericordia: correr al encuentro del hijo que estaba perdido, abrazarlo sin reproche y colmarlo de besos, preparar un festín para compartir la alegría del reencuentro, mostrar condescendencia con el hijo mayor que, a pesar de estar junto a él, no disfruta de su comunión. 

¡Al preparar el comienzo de un nuevo curso, alegrémonos con el Señor poniendo en ejercicio la misericordia!

+ José Rico Pavés

Obispo de Asidonia-Jerez

ASIDONIA

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